Restauración de la República Federal
México desde que se constituyera en país independiente, pero durante la dictadura deSanta Anna los problemas se intensificaron. El grupo centralista o conservador —formado por el alto clero, los altos jefes militares, los grandes terratenientes y los comerciantes acaudalados— abusó de sus privilegios amparado por el presidente Santa Anna, a quien con tal propósito había concedido poderes extraordinarios.
De esa facción política surgió el grupo que firmaría el Plan de Ayutla, el cual dio el nombre a la revolución armada que habría de desplazar definitivamente del poder a
Santa Anna. Dicho Plan se redactó en una hacienda ubicada en el estado de Guerrero, propiedad de Juan Álvarez, viejo militar que por mucho tiempo había tenido rivalidades personales con Santa Anna, y quien ejercía gran influencia como cacique en el territorio guerrerense, de forma similar al dominio que Santa Anna había tenido en la región veracruzana.2Ayutla se apoyaba en los principios liberal-republicanos ya sostenidos por la primera
República federal. Pero ahora se hacía necesaria una reforma radical de las leyes que permitiera una verdadera transformación de la sociedad mexicana, no sólo en lo político sino también en el ámbito económico; una reforma que realmente significara para México la incorporación al mundo occidental moderno.
La visión avanzada de los ideólogos de la Revolución de Ayutla atrajo la atención de las personas que estaban en favor de tal cambio, y esto, sumado al descontento popular contra el grupo conservador, permitió que la revolución se extendiera por todo el país. El gobierno trató de sofocar el movimiento e intensificó la represión, amenazando con fusilar sin juicio a quien se encontrara con las armas en las manos, y recurriendo a artimañas políticas que ya resultaban inútiles. En agosto de 1855 Santa Anna decidió renunciar a la presidencia; el triunfo de la Revolución de Ayutla ponía fin a la era santanista e iniciaba una nueva etapa.
En México se hacía necesaria una reforma que cambiara las viejas instituciones —vigentes desde la época colonial y que los conservadores luchaban por mantener— por un nuevo orden socioeconómico inspirado en el ideario liberal. El liberalismo inspiró gran parte de las luchas contra los representantes del sistema feudal: la nobleza, el alto clero y el monarca absoluto. Esas luchas se iniciaron con la Revolución de Independencia de las
13 colonias inglesas de Norteamérica y encendieron luego a Europa con la Revolución francesa, cuya difusión provocó una enconada lucha entre liberales y conservadores que duró más de un siglo.
13 colonias inglesas de Norteamérica y encendieron luego a Europa con la Revolución francesa, cuya difusión provocó una enconada lucha entre liberales y conservadores que duró más de un siglo.
Las revoluciones de independencia de América Latina fueron eco de aquellos acontecimientos; no obstante, la situación era muy diferente en las colonias iberoamericanas, pues en ellas el proceso histórico-social llevaba un rumbo distinto. En México —como en el resto de los países latinoamericanos— no se formó una burguesía como la que se configuró en Europa o en Estados Unidos. Los liberales mexicanos de la época de la Reforma no constituían una burguesía en estricto sentido socioeconómico; integraban una clase media intelectual que intentaba transformar al país por la vía del acceso al poder político y la reforma legislativa.
En cuanto los revolucionarios de Ayutla obtuvieron el triunfo y eligieron a Juan Álvarez como presidente interino, redactaron las dos primeras disposiciones reformistas. Una de ellas, formulada por Melchor Ocampo, se refería a privar del derecho de voto a los miembros del clero; la otra, llamada Ley Juárez —más trascendental—, fue elaborada por el entonces ministro de Justicia, Benito Juárez, y suprimía los fueros militar y eclesiástico en los negocios civiles.
En cuanto los revolucionarios de Ayutla obtuvieron el triunfo y eligieron a Juan Álvarez como presidente interino, redactaron las dos primeras disposiciones reformistas. Una de ellas, formulada por Melchor Ocampo, se refería a privar del derecho de voto a los miembros del clero; la otra, llamada Ley Juárez —más trascendental—, fue elaborada por el entonces ministro de Justicia, Benito Juárez, y suprimía los fueros militar y eclesiástico en los negocios civiles.

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